La inteligencia artificial: ¿un camino para la revolución educativa?
Los avances tecnológicos han hecho que el mundo viva constantemente acelerado y con un hambre de conocimiento insaciable. El concepto de “rapidez” se ha ido modificando y los procesos de aprendizaje se transformaron de manera radical a partir del 2020. La pandemia COVID-19 marcó el antes y después de esta transformación digital en nuestra vida personal y laboral. Al no poder entablar contacto físico, era imprescindible comenzar a existir en el universo digital. Muchas de las habilidades que hoy están normalizadas, como crear una sala de Zoom, resguardar información en la nube o trabajar colaborativamente en el Drive, fueron una batalla dura para aquellos a quienes la tecnología les era accesoria en sus labores.
Esta misma transformación digital nos trae hoy un nuevo reto: la inteligencia artificial (IA). Según el libro “Desarrollo y retos de la inteligencia artificial”, de Yuniesky Coca Bergolla y Miguel Llivina Lavigne con el apoyo de la UNESCO, la IA es la habilidad que tiene una máquina para presentar las mismas capacidades que los seres humanos, como el razonamiento, el aprendizaje, la creatividad y la capacidad de planear. Es decir, pueden percibir su entorno, relacionarse con él, resolver problemas y actuar con un fin específico. La máquina recibe datos, los procesa, responde a ellos para dar una posible solución y almacena ese conocimiento para poder aplicarlo en un contexto similar.
Lo que antes solo lo creíamos posible a través de una pantalla de cine o en los libros de ciencia ficción, hoy es una realidad. Para el ámbito educativo, la IA puede tener un impacto significativo si es direccionada para homogeneizar el terreno de acceso, eficiencia y efectividad de la educación.
Dentro de los principales beneficios de la IA en la educación podemos encontrar:
- Personalización del aprendizaje: la IA puede adaptar el ritmo y el enfoque del aprendizaje a las necesidades individuales de cada estudiante.
- Mayor eficiencia: la automatización de tareas administrativas, como el seguimiento de asistencia y calificaciones, permite a los docentes dedicar más tiempo a la enseñanza práctica.
- Mayor objetividad: al utilizar herramientas de evaluación basadas en IA, se reduce la subjetividad y se mejora la precisión de las calificaciones.
- Detección de dificultades de aprendizaje: la IA puede identificar patrones y variaciones en el rendimiento de los estudiantes, lo que permite a los profesores detectar posibles dificultades de aprendizaje y abordarlas de manera temprana.
- Retroalimentación inmediata: hace posible obtener información en tiempo real sobre el progreso de los estudiantes, lo que facilita la retroalimentación y el ajuste del enfoque de enseñanza.
- Investigación y análisis: se pueden realizar análisis de grandes conjuntos de datos para potenciar la investigación docente y mejorar la eficacia de su enseñanza.
Estas mismas oportunidades, sin embargo, traen consigo riesgos y límites que deben ser considerados para que la IA sea una herramienta que contribuya a afianzar, y no a destruir, los lazos humanos que se extienden entre los participantes del ciclo de aprendizaje: estudiantes, padres de familia y plana docente. Entre los aspectos que aún falta resolver, podemos mencionar:
- Posible deterioro de la interacción humana en el aula: a medida que la tecnología se vuelve más presente, es necesario mantener un equilibrio adecuado entre el uso de la IA y la participación directa de los profesores y estudiantes Fomentar la comunicación, la colaboración y el desarrollo de habilidades sociales. No podemos perder de vista que la IA carece de la capacidad humana de empatizar y entender las emociones de los estudiantes.
- Necesidad de asegurar que los sistemas de IA sean justos e imparciales: los algoritmos deben ser personalizados y revisados considerando aspectos culturales o sociales para evitar decisiones injustas producto de sesgos.
- Preocupación por la privacidad y la seguridad de los datos: el uso de IA implica recopilar y analizar información personal, lo que plantea interrogantes sobre cómo se almacena, protege y utiliza esos datos. Es fundamental establecer políticas claras y mecanismos de seguridad para garantizar la confidencialidad y la protección de la información de los estudiantes y de la plana docente.
- Transparencia, explicabilidad de los algoritmos y capacitación: los involucrados en el proceso educativo deben entender a plenitud cómo funcionan los algoritmos utilizados y cómo se toman las decisiones basadas en ellos. Solo así podrán ver la manera más efectiva de integrarlos.
- Demanda fuerte inversión en infraestructura tecnológica.
El uso de la IA en la educación presenta tanto ventajas como desafíos importantes que deben ser abordados de manera proactiva por los especialistas. Recordemos que la educación es una de las vías más poderosas para transformar positivamente el mundo, pero debemos asegurarnos de que la tecnología que utilizamos sea para mejorarla y no para dañarla. De no abordarse los retos éticos y de privacidad en la educación impulsada por la IA, corremos el riesgo de perpetuar desigualdades y retroceder lo ganado.
Desde Videnza Escuela de Gestores creemos firmemente que debemos empezar a plantear una agenda de trabajo conjunto entre desarrolladores de tecnología, educadores, Gobiernos y líderes educativos. Solo así podremos avanzar hacia procesos educativos justos y equitativos para las futuras generaciones.
Realizado por: Katherine Campos, jefa de Operaciones de Videnza Escuela de Gestores